miércoles, 10 de agosto de 2016

El bolso de tonelada

Disculpen que hasta hoy miércoles estoy compartiendo esto.

Pues déjenme les cuento, hace algunos años, ibamos de viaje, mi madre, mi abuela y yo, al parecer a Playa del Carmen a visitar a mi hermano en el año nuevo, esto en 2009.

Todo transcurriía con normalidad, cada quien traía sus maletas, mi mamá una maleta grande, donde alcance a meter mis zapatos porque en mi mochila ya no cupieron, pero mi abuela además de traer una maleta grande, traía un bolso de esos donde cabe hasta el perico.

Ya estando en la TAPO, me di cuenta que mi abuela batallaba con su bolso, así que como todo buen nieto, me dispuse a ayudarla, poco tiempo tarde en darme cuenta que efectivamente, pesaba muchísimo su bolso, pero por las prisas no pregunté que tantas cosas había metido.


Conociendo a mi abuela Carmen, seguramente traía la plancha o sabe Dios si su espejo del baño. 

Una vez cruzada la terminal de autobuses y después de 25 minutos caminando, por fin llegamos a nuestro destino, me dispuse a dejar el bendito bolso en el piso, pero cual va siendo mi sorpresa, cuando tocó el suelo, hizo un ruido muy extraño y pensé que había roto algo, con el miedo de que mi abuela se fuera a dar cuenta, abrí rápidamente su bolso, y pude sacar medio block de los que se usan para la construcción.

El esposo de mi tía Carmen, Santos, había metido esa piedra sin que se diera cuenta mi abuela y por poco llega al Caribe mexicano, quizá ahora el que de risa sea yo y no mi abuela, pero por no fijarse en sus cosas, terminé con un fuerte dolor de hombro, que obviamente se me quitó al llegar a la playa.



Nos vemos la siguiente semana.

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