martes, 30 de agosto de 2016

El avión

Esta anécdota tiene muchísimos años, mi abuela tenía 6 años aproximadamente, no hagan sus cuentas...

Pues resulta que mi abuela cuando era pequeña, convivía mucho con una niña, al parecer era su prima o vecina, eso no lo recuerdo muy bien; un buen día de vacaciones, ellas jugaban en el patio de su casa, su abuela las dejaba solas mientras se iba a trabajar.

Con tanto tiempo solas, mi abuela y su prima y/o vecina Vicenta, jugaban con una carretilla y sus muñecas. el juego consistía en subir todas las muñecas a la carretilla incluidas las niñas que jugaban.

El avión se llamaba el juego,Vicenta era la copiloto y mi abuela Carmen se trasladaba con toda la tripulación, cuando de repente,una turbulencia hizo que la carretilla se volteara con todas las muñecas y la tripulación.

Ya en el piso, Vicenta se levantó muy en su papel de piloto aviador diciendo: "Auxilio, el avión se estrelló" "Hay heridos, auxilio", para esto mi abuela con sangre en la nuca y espantada le dice: "Vicenta, me descalabré", a lo que Vicenta responde: "Auxilio, sangre, sangre, hay heridos, auxilio".

Mi abuela me dice que se abrió la cabeza, y su abuela al llegar le puso ceniza del bracero para cerrar la herida...


miércoles, 24 de agosto de 2016

Cuando el perro comió mejor

En una ocasión, mi abuela tenía un perrito, no recuerdo como se llamaba, pero a este animalito si lo cuidaba mucho, le preparaba su comida muy completa, además de darle sus croquetas le daba un poco de la comida que preparaba.

Pues resulta que una ocasión llegó a su casa y se dispuso a calentar de comer para ella y para el perro, colocó dos sartenes en la estufa y a fuego lento, para despúes servir la comida.

Muy atenta ella, primero le dio de comer a su mascota, acomodó su plato y lo llevó al patio para que el perro saciara su hambre.

Cual ha sido su sorpresa al ver en su plato, desperdicios de pollo con tortillas, un huacal mi bonito y completo, un poco de arroz y tortillas, así es, le habia dado su comida al perro y ella se sirvió lo de su mascota...


martes, 16 de agosto de 2016

Yayo yoyo...

Deben de saber que mi abuela, no sabemos si a propósito o sin querer queriendo es algo distraída.

Esto sucedió hace como 15 años aproximadamente, cuando mi primo Sergio, asistía al jardín de niños, para ese entonces su mamá, no podía ir a recogerlo a la escuela y le encargó a mi abuela Carmen que fuera a la salida.

Al medio día mi abuela fue a recoger a mi primo, no estaba lejos de su casa la escuela, así que llegó caminando, poco a poco los padres iban recogiendo a sus pequeños, mi abuela fue ubicando a su nieto entre todos los niños que esperaban con ansias a sus madres y padres.

Cuando tocó el turno de que mi abuela, la maestra le preguntó: "¿Por quién viene señora?"

Mi abuela contestó: "Por mi nieto"; la educadora insistió: "Si señora, pero ¿Quién es su nieto?"
"El gordito que está ahí, el de los pelos parados", enfatizó mi abuela, segura de que sabia quien era su nieto; la maestra atinó a responder: "Si señora pero como se llama" la maestra dijo.

Fue cuando la memoria de mi abuela comenzó a fallar, quizá por los nervios y dijo: "Yayo, Yoyo, así le dicen en la casa maestra"; en ese momento Sergio se acercó y le dijo: "Es mi abuelita maestra".

Después del regaño a mi abuela por no saber el nombre de su nieto, los dejó ir...


miércoles, 10 de agosto de 2016

El bolso de tonelada

Disculpen que hasta hoy miércoles estoy compartiendo esto.

Pues déjenme les cuento, hace algunos años, ibamos de viaje, mi madre, mi abuela y yo, al parecer a Playa del Carmen a visitar a mi hermano en el año nuevo, esto en 2009.

Todo transcurriía con normalidad, cada quien traía sus maletas, mi mamá una maleta grande, donde alcance a meter mis zapatos porque en mi mochila ya no cupieron, pero mi abuela además de traer una maleta grande, traía un bolso de esos donde cabe hasta el perico.

Ya estando en la TAPO, me di cuenta que mi abuela batallaba con su bolso, así que como todo buen nieto, me dispuse a ayudarla, poco tiempo tarde en darme cuenta que efectivamente, pesaba muchísimo su bolso, pero por las prisas no pregunté que tantas cosas había metido.


Conociendo a mi abuela Carmen, seguramente traía la plancha o sabe Dios si su espejo del baño. 

Una vez cruzada la terminal de autobuses y después de 25 minutos caminando, por fin llegamos a nuestro destino, me dispuse a dejar el bendito bolso en el piso, pero cual va siendo mi sorpresa, cuando tocó el suelo, hizo un ruido muy extraño y pensé que había roto algo, con el miedo de que mi abuela se fuera a dar cuenta, abrí rápidamente su bolso, y pude sacar medio block de los que se usan para la construcción.

El esposo de mi tía Carmen, Santos, había metido esa piedra sin que se diera cuenta mi abuela y por poco llega al Caribe mexicano, quizá ahora el que de risa sea yo y no mi abuela, pero por no fijarse en sus cosas, terminé con un fuerte dolor de hombro, que obviamente se me quitó al llegar a la playa.



Nos vemos la siguiente semana.

martes, 2 de agosto de 2016

La trágica historia de las mascotas

Esta historia tiene un tinte algo triste... ya sabrán porque.

Pues resulta que un día mi abuela tenia unos pollitos de mascotas, no sé si alguien se los regaló, o simplemente los adoptó o compró en una feria, pero el caso es que estaban en su patio sueltos.

Para esto, mi abuelo Vicente le había dicho que si los dejaba sueltos, iban a dejar sus desperdicios por todo el patio y podría resbalarse, (otra historia que más adelante les contaré); para esto mi abuela Carmen, dispuso de una caja de zapatos, sin embargo como ya tenían varios días sus pequeños pollitos, no cabían, además de que podrían ahogarse.

Después de buscar tanto, encontró un "huacal" de madera de este tipo y mismo que dispuso de esta forma :



Mientras pasaba el tiempo, y debido a que eran 2 pollitos, mientras metía a uno en la caja, el otro andaba suelto, y mientras metía al otro, el que ya estaba atrapado, se salía.

La desesperación de mi abuela, hacía que cada vez su coraje fuera mayor, hasta que por fin tomó a los dos pollitos y de una vez por todas los aventó dentro del huacal, pero para su mala fortuna (de los pollitos obviamente), cuando mi abuela iba bajando la caja para dejar a sus mascotas encerradas, estos pequeños animalitos de la creación, que no habían cometido ningún error mas que el de llegar a vivir en la que fue su última morada, tuvieron la mala fortuna de colocar sus cabezas fuera del "huacal" y el cuerpo dentro de ella.

Si, pasó lo que están pensando, mi abuela degolló a sus mascotas, el llanto no se hizo esperar, sabemos que no lo hizo con intención, pero pues así es la vida.

Nos vemos el próximo martes...

Nota: En esta historia si fueron privados de la vida dos pequeñas aves, pero el delito ya prescribió.