martes, 4 de octubre de 2016

El esguince de 3er grado

Un día antes de mi boda mi abuela había sufrido un accidente en su cocina, al estar haciendo la una salsa verde, no se percató que un tomate verde había caído el suelo, y cuando regresó a la cocina, pisó el tomate y sus piernas hicieron un compás bastante amplio.

Con todas las cosas pendientes para ese día mi madre me dijo lo que le había sucedido y que posiblemente no podría ir a mi boda, algo triste pero sabía que primero estaba la salud de mi abuela Carmen.

Para no hacer el cuento largo, una vez en la recepción, mi esposa y yo nos dispusimos a saludar a todos los invitados a la fiesta, cuando llegamos a la mesa de mi abuela, ella traía un bastón y camina con mucha dificultad, me alegré de que pudiera haber ido y le pedí que no se levantara cuando fui a saludarla.

Ya en pleno baile al centro de la pista, me tocó ir al baño y cuando pase al lado de la mesa de mi abuela, cual fue mi sorpresa, estaba bailando como pirinola, mágicamente el esguince de tercer grado se había curado.


martes, 27 de septiembre de 2016

El ladrón...

Probablemente la mejor historia de mi abuela.

Pues resulta que hace algunos años mi abuela saldría de viaje, pero en ese tiempo, mi tío Vicente se quedaba con ella.

Cuando mi abuela Carmen hacía los preparativos para salir de viaje, y sabiendo la ola de asaltos que habían tenido lugar en aquellos años, procedió a esconder todos y cada uno de los aparatos de valor para ella.

La televisión la guardó en su closet, la grabadora atrás de un sillón y así sucesivamente hasta tener todo perfectamente cubierto, licuadora y microondas incluidos.

Ya cuando estaba a punto de salir, recordó que su hijo regresaría mas tarde a su casa y que posiblemente se espantaría de no encontrar nada en su sitio o simplemente querría ver la televisión o prepararse algo de comer.

Por tanto, decidió hacer una lista de donde se encontraban ubicados los aparatos que con tanto cuidado resguardó ante un posible asalto, la lista decía más o menos así:

Vicente:


  • La televisión está en mi closet
  • La grabadora está atrás del sillón
  • El microondas abajo de las escaleras
  • La licuadora en el patió trasera por la maceta....
En fin la lista era extensa, porque para mi abuela todo es de valor.

El único detalle fue que eligió la ventana que se encuentra al abrir la puerta de entrada para pegar la lista...

Así es, si es que algún asaltando entraba a la casa a robar, tendría una lista precisa de donde estaban las cosas, todo sea por no hacer un desorden...





miércoles, 21 de septiembre de 2016

El peinado de Chernobyl

Una mañana mi abuela se despertó con prisa y sabiendo que tenía que llegar pronto se dispuso a arreglarse lo más pronto que podía.

Ya vestida, sólo restaba peinarse, tomó el primer bote que estuvo a la mano y terminó de arreglarse.

Para cuando ya iba de salida se dio cuenta que unas hormigas tenían una ruta de entrada a su habitación, corrió a donde estaba su Raid matabichos y comenzó a rociarlos con tan peligroso producto.

Cuando terminó, se dio cuenta que olía mucho a su spray de cabello, en ese momento se percató que en la mano no tenía el Raid, sino el producto de cabello. "Muy peinadas las hormigas hijas de la chingada" (sic), fueron sus palabras.

Así es, mi abuela se peinó con el tóxico producto.

Cuenta mi abuela que tuvo que lavarse el cabello aunque le quedó bastante dañado.


martes, 13 de septiembre de 2016

Transporte público 0 - 2 Mi abuela



La historia que voy a contarles tiene más de 20 años.

Pues resulta que en ese tiempo mi abuela tenía una cocina económica y todas las mañanas iba por las tortillas en su auto, que no precisamente era nuevo, un Datsun blanco, pero que la llevaba y la traía.

Un desafortunado día mi abuela iba tarde para comprar sus tortillas y para colmo su automóvil a la altura de la central, se averió.

Como pudo bajo de la cajuela las cajas que llevaba para las tortillas y tomó un taxi, Datsun blanco...

Cuando llegó a la tortillería ya la esperaban con su pedido terminado, así que le pidió al taxista abriera la cajuela y le ayudara a meter las cajas con las tortillas.

Como el chofer ya iba a meter las compras y como mi abuela llevaba prisa, se subió al taxi, pero del lado del conductor y cuando la cajuela se cerró, con primera velocidad, arrancó el taxi y ya se iba.

El taxista comenzó a gritarle a mi abuela para que se parara, fue cuando ella recordó que ese no era su carro y que era un taxi, todavía que mi abuela había cometido un delito, (intento de robo) regañó al chofer y le dijo que la llevara porque tenía mucha prisa...


viernes, 9 de septiembre de 2016

Transporte público 0 - 1 Mi abuela

Ustedes disculparán que sea viernes, pero más vale tarde que nunca.

Pues resulta que una ocasión mi abuela, necesitaba ir al centro en transporte público, pero como ya había pasado mucho tiempo de solo usar taxi, pues  no sabia que combi tomar y donde hacerlo, a fin de cuentas tomó la combi en el puente del chacón, pero solo se subió sin preguntar antes.

De pronto se percató cuenta que la unidad donde iba, no llegaba al centro en ese momento, sino que entraba a la una colonia aledaña y hasta después llegaba a su destino; como mi abuela llevaba prisa, le dijo al chofer que la bajara.

Inmediatamente a las dos cuadras que mi abuela se subió, el chofer se estacionó para que mi abuela descendiera de la unidad; en este momento mi abuela le dijo al chofer; "Deme mi pasaje joven que no voy para allá", el chofer nervioso por el tono fuerte de mi abuela, procedió a darle las monedas.

Ya en la banqueta recordó que cuando subió no había dado pasaje, así que en resumen, la llevaron dos cuadras más adelante y le dieron un pasaje que no había pagado...


martes, 30 de agosto de 2016

El avión

Esta anécdota tiene muchísimos años, mi abuela tenía 6 años aproximadamente, no hagan sus cuentas...

Pues resulta que mi abuela cuando era pequeña, convivía mucho con una niña, al parecer era su prima o vecina, eso no lo recuerdo muy bien; un buen día de vacaciones, ellas jugaban en el patio de su casa, su abuela las dejaba solas mientras se iba a trabajar.

Con tanto tiempo solas, mi abuela y su prima y/o vecina Vicenta, jugaban con una carretilla y sus muñecas. el juego consistía en subir todas las muñecas a la carretilla incluidas las niñas que jugaban.

El avión se llamaba el juego,Vicenta era la copiloto y mi abuela Carmen se trasladaba con toda la tripulación, cuando de repente,una turbulencia hizo que la carretilla se volteara con todas las muñecas y la tripulación.

Ya en el piso, Vicenta se levantó muy en su papel de piloto aviador diciendo: "Auxilio, el avión se estrelló" "Hay heridos, auxilio", para esto mi abuela con sangre en la nuca y espantada le dice: "Vicenta, me descalabré", a lo que Vicenta responde: "Auxilio, sangre, sangre, hay heridos, auxilio".

Mi abuela me dice que se abrió la cabeza, y su abuela al llegar le puso ceniza del bracero para cerrar la herida...


miércoles, 24 de agosto de 2016

Cuando el perro comió mejor

En una ocasión, mi abuela tenía un perrito, no recuerdo como se llamaba, pero a este animalito si lo cuidaba mucho, le preparaba su comida muy completa, además de darle sus croquetas le daba un poco de la comida que preparaba.

Pues resulta que una ocasión llegó a su casa y se dispuso a calentar de comer para ella y para el perro, colocó dos sartenes en la estufa y a fuego lento, para despúes servir la comida.

Muy atenta ella, primero le dio de comer a su mascota, acomodó su plato y lo llevó al patio para que el perro saciara su hambre.

Cual ha sido su sorpresa al ver en su plato, desperdicios de pollo con tortillas, un huacal mi bonito y completo, un poco de arroz y tortillas, así es, le habia dado su comida al perro y ella se sirvió lo de su mascota...


martes, 16 de agosto de 2016

Yayo yoyo...

Deben de saber que mi abuela, no sabemos si a propósito o sin querer queriendo es algo distraída.

Esto sucedió hace como 15 años aproximadamente, cuando mi primo Sergio, asistía al jardín de niños, para ese entonces su mamá, no podía ir a recogerlo a la escuela y le encargó a mi abuela Carmen que fuera a la salida.

Al medio día mi abuela fue a recoger a mi primo, no estaba lejos de su casa la escuela, así que llegó caminando, poco a poco los padres iban recogiendo a sus pequeños, mi abuela fue ubicando a su nieto entre todos los niños que esperaban con ansias a sus madres y padres.

Cuando tocó el turno de que mi abuela, la maestra le preguntó: "¿Por quién viene señora?"

Mi abuela contestó: "Por mi nieto"; la educadora insistió: "Si señora, pero ¿Quién es su nieto?"
"El gordito que está ahí, el de los pelos parados", enfatizó mi abuela, segura de que sabia quien era su nieto; la maestra atinó a responder: "Si señora pero como se llama" la maestra dijo.

Fue cuando la memoria de mi abuela comenzó a fallar, quizá por los nervios y dijo: "Yayo, Yoyo, así le dicen en la casa maestra"; en ese momento Sergio se acercó y le dijo: "Es mi abuelita maestra".

Después del regaño a mi abuela por no saber el nombre de su nieto, los dejó ir...


miércoles, 10 de agosto de 2016

El bolso de tonelada

Disculpen que hasta hoy miércoles estoy compartiendo esto.

Pues déjenme les cuento, hace algunos años, ibamos de viaje, mi madre, mi abuela y yo, al parecer a Playa del Carmen a visitar a mi hermano en el año nuevo, esto en 2009.

Todo transcurriía con normalidad, cada quien traía sus maletas, mi mamá una maleta grande, donde alcance a meter mis zapatos porque en mi mochila ya no cupieron, pero mi abuela además de traer una maleta grande, traía un bolso de esos donde cabe hasta el perico.

Ya estando en la TAPO, me di cuenta que mi abuela batallaba con su bolso, así que como todo buen nieto, me dispuse a ayudarla, poco tiempo tarde en darme cuenta que efectivamente, pesaba muchísimo su bolso, pero por las prisas no pregunté que tantas cosas había metido.


Conociendo a mi abuela Carmen, seguramente traía la plancha o sabe Dios si su espejo del baño. 

Una vez cruzada la terminal de autobuses y después de 25 minutos caminando, por fin llegamos a nuestro destino, me dispuse a dejar el bendito bolso en el piso, pero cual va siendo mi sorpresa, cuando tocó el suelo, hizo un ruido muy extraño y pensé que había roto algo, con el miedo de que mi abuela se fuera a dar cuenta, abrí rápidamente su bolso, y pude sacar medio block de los que se usan para la construcción.

El esposo de mi tía Carmen, Santos, había metido esa piedra sin que se diera cuenta mi abuela y por poco llega al Caribe mexicano, quizá ahora el que de risa sea yo y no mi abuela, pero por no fijarse en sus cosas, terminé con un fuerte dolor de hombro, que obviamente se me quitó al llegar a la playa.



Nos vemos la siguiente semana.

martes, 2 de agosto de 2016

La trágica historia de las mascotas

Esta historia tiene un tinte algo triste... ya sabrán porque.

Pues resulta que un día mi abuela tenia unos pollitos de mascotas, no sé si alguien se los regaló, o simplemente los adoptó o compró en una feria, pero el caso es que estaban en su patio sueltos.

Para esto, mi abuelo Vicente le había dicho que si los dejaba sueltos, iban a dejar sus desperdicios por todo el patio y podría resbalarse, (otra historia que más adelante les contaré); para esto mi abuela Carmen, dispuso de una caja de zapatos, sin embargo como ya tenían varios días sus pequeños pollitos, no cabían, además de que podrían ahogarse.

Después de buscar tanto, encontró un "huacal" de madera de este tipo y mismo que dispuso de esta forma :



Mientras pasaba el tiempo, y debido a que eran 2 pollitos, mientras metía a uno en la caja, el otro andaba suelto, y mientras metía al otro, el que ya estaba atrapado, se salía.

La desesperación de mi abuela, hacía que cada vez su coraje fuera mayor, hasta que por fin tomó a los dos pollitos y de una vez por todas los aventó dentro del huacal, pero para su mala fortuna (de los pollitos obviamente), cuando mi abuela iba bajando la caja para dejar a sus mascotas encerradas, estos pequeños animalitos de la creación, que no habían cometido ningún error mas que el de llegar a vivir en la que fue su última morada, tuvieron la mala fortuna de colocar sus cabezas fuera del "huacal" y el cuerpo dentro de ella.

Si, pasó lo que están pensando, mi abuela degolló a sus mascotas, el llanto no se hizo esperar, sabemos que no lo hizo con intención, pero pues así es la vida.

Nos vemos el próximo martes...

Nota: En esta historia si fueron privados de la vida dos pequeñas aves, pero el delito ya prescribió.



martes, 26 de julio de 2016

La orilla rellena de queso

Pues en esta ocasión les platicaré de una anécdota donde mi abuelo Vicente, (Q.E.P.D.) participó.

Resulta que en un viaje a la CDMX, antes también llamado "Chilangolandia", mis abuelos acompañados de mi madre, creo, tenían hambre, y se les hizo fácil, entrar a Pizza Hut; cabe destacar que esto pasó hace mas de 12 años, cuando las pizzas con la orilla rellena eran técnicamente nuevas en México (Para los jóvenes que leen esto, es cierto, la orilla con queso no ha existido siempre); regresando a la historia, a mi abuelo se le ocurrió pedir la pizza con orilla rellena de queso.

Mi abuela Carmen, le pregunta a mi abuelo que cómo le ponen el queso a las orillas de la pizza, y mi abuelo con toda la seguridad del mundo le dice a mi abuela:  "Hay vieja, pues cuando te dan la pizza te dan dos jeringas grandes con el queso muy caliente, se lo tienes que poner rápido, sino se tapan las agujas", mi abuela se quedó pensando pero ya no preguntó.



Cual fue la sorpresa del chico que llevó la pizza a la mesa de mis abuelos, cuando mi abuelita preguntó por las jeringas con el queso...
Ya se imaginarán la risa de todos, jajajajaja.

El próximo martes otra historia.

martes, 19 de julio de 2016

La salsa que se quiso tirar... comenzamos

Les doy la bienvenida a este pequeño homenaje que hago a mi abuela Carmen, María del Carmen Hernández Vergara, para efectos legales.

Resulta ser que desde que que tengo uso de razón, y mis familiares no me dejarán mentir, le pasa cada cosa a mi abuela, que era importante reconocer cada una de sus aventuras; para comenzar, les contaré cuando en la cocina de mi abuela, "La salsa se quiso tirar".

Pues resulta que cierto día mi abuela Carmen, estaba cocinando de manera normal, quiero suponer que tenia planeado hacer una salsa, no se si la quería acompañar con carne de res, de puerco o simplemente unas enchiladas, cuando se dispuso a poner todos los ingredientes dentro de la licuadora, no se dio cuenta a tiempo que la tapadera no estaba bien colocada, cuando llegó el momento de encenderla, pues todo fue un caos. La cara de mi abuela fue épica, no podía creer que su salsa estuviera esparcida y para sorpresa de todos lo que decidió hacer fue tomar la licuadora y mientras tiraba el resto de la salsa por toda su cocina decía con furia y odio: "Querías tirarte? pues tírate por todos lados pinche salsa (sic)".


Momentos después se dio cuenta que había hecho un desastre mayor, pero al menos había descargado su coraje, y ya más tranquila se dispuso a limpiar todo aquél tiradero de salsa en su cocina.

La próxima semana otra pequeña entrega de las aventuras de mi abuela, si alguien de mi familia quiere colaborar en este espacio, con gusto recibo comentarios y sugerencias.